LLAMAMIENTO A TODAS LAS ASOCIACIONES FEMINISTAS
Podía haber titulado este texto: “De cómo las madres feministas se sintieron doblemente desoladas” Porque esa ha sido la sensación en los últimos días para mi y muchas de mis compañeras. Como siempre que algo alguna crítica de este tipo me encantaría que este texto pudiera circular lejos del patriarcado acechante porque lo último que quiero es ofrecerle la carnaza de nuestras discrepancias porque son eso, “nuestras”.
Pero el dolor y sensación de marginalidad que hoy siento como mujer feminista es realmente doble.
Siento por sororidad y como activista el dolor por la violación de derechos humanos cometida contra una mujer gestante en Oviedo hace un par de días. La mujer, estando de parto fue arrestada en su domicilio por la policía para ser llevada a un hospital y sometida a una inducción. La inducción nunca se produjo pero se la retuvo y (obviamente) acabó en una cesárea según ellos por falta de dilatación, según cualquiera que entienda de partos esa falta de dilatación es lo normal en semejantes circunstancias.
Llevo dos días peleándome con el machismo de siempre que dice cosas como (y cito literalmente) “que tenemos que cerrar el pico y hacer lo que diga el juez y el médico (por cierto fue una jueza instruida por un obstetra)”
“Qué qué sabré yo (especialista en educación perinatal, madre de tres, dos bebés nacidos en casa, activista y autora de un libro sobre este tema)
“Que sí nosotras queremos ser unas inmorales, que nos muramos, pero que saquen al bebé”
Y todo esto y mucho más ocurre ante un gran silencio feminista, y yo me pregunto ¿Acaso no se ve la violación que esto supone? ¿Tanto cuesta para la mayor parte de feministas de la cuarta ola empatizar con las víctimas de violencia obstétrica?. ¿Os imagináis que os detuvieran en vuestra propia casa tras un aborto? ¿O para forzaros a una esterilización? ¿O para alquilar vuestro útero? Pues imaginad que eso pasa además en una situación de felicidad. Imaginad que os detienen, no sé, cuando estáis a punto de acostaros con quien más deseáis.
De verdad ¿qué pasa en España? porque llevo 25 años fuera y no lo entiendo. He llorado como feminista con el 8M por el canal internacional, desde Londres he visto la vehemencia y la fuerza con la que lucháis. Gritamos contra manadas y al lado de Juana, pero a una de las nuestras la arrestan, la fuerzan, la separan de su bebé y se hace un silencio, que he de decir, en medio del machismo, la ignorancia y el abuso se siente como una última bofetada tristísima y muy dolorosa porque viene de las nuestras, las que pensábamos que nos entendían.
Compañeras, la lucha feminista por nuestros derechos reproductivos no acaba en el aborto. Eso es quedarse muy muy cortas.
Y una falta de respuesta por parte de las asociaciones feministas y feministas influyentes en redes sociales ante algo tan grave como lo sucedido en Oviedo representa para mí una verdadera crisis ideológica sobre la interpretación del feminismo que se está haciendo en estos momentos, si no se entiende de manera automática y contundente que lo ocurrido en Oviedo es violencia institucional misógina no hemos entendido nada.
Las mujeres no somos vasijas, ni para que nos impidan abortar, ni para que alquilen nuestros vientres, ni para que nos digan dónde, cómo y cuándo parir. La decisión sobre nuestros cuerpos y todo lo que hay en ellos es nuestra siempre.
Y si la negación de esto no es motivo de lucha y reacción inmediata. Entonces nuestro silencio se vuelve cómplice.
Espero que las asociaciones feministas españolas se pronuncien y acompañen a esta mujer manifestando su solidaridad a través de comunicados. Pueden también enviar su apoyo a través de feministbirth.org o simplemente sumándose públicamente y con la etiqueta #miparto
Con sororidad y esperanza
Jesusa Ricoy Olariaga