Aún me emociono y aún lloro. Y aún hay sonrisas cómplices de mil maneras por las redes, porque nos sabemos capaces, porque el #8M marcó indudablemente un antes y un después. Nosotras lo sabemos. Y al día siguiente aún seguíamos aturdidas por la emoción, como en una nube. Todo era posible. Me recordaba a los años 80 tras la muerte de Franco, a las euforias que tanta gente ha vivido al sentirse un poco más próximos a la libertad, al progreso, fue para muchas así de importante. Pero para cuando llegamos al día 10 y justo cuando yo desde fuera, empezaba a impacientarme por el “y ahora qué”. Veo como, por suerte, me digo, la prensa da por fin visibilidad a los temas “de mujeres”. Los periódicos están plagados de noticias sobre todos esos temas que parecían condenados a no traspasar el muro patriarcal que los mantenía en la sección “Mujeres” en un muy conveniente aparte....
La feminista que hablaba de partos. La madre que hablaba de feminismo. La espectadora madre y feminista.