Todo lo que voy a decir a continuación incomoda y molesta, lo sé. No hay nada peor que uno que se fue de su país y vuelve para decir a sus compatriotas todo lo que está mal. Lo que sus compatriotas no saben es que ella también se pasa el día defendiendo a su país en tierra extraña de los topicazos creados a partir de digamos "varias diferencias culturales". Pero es que hoy soy la que viene y dice después de varios años de acercamiento profesional al que fue mi país ¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Realmente están así de mal las cosas? En 36 horas tras la denuncia de las dichosas viñetas el lunes pasado tenía varios emails de organizaciones internacionales de peso de matronas y similares que tan sólo por la parte gráfica (cuando aún no se había editado la traducción) ya estaban consternadas por semejante publicación y estaban escribiendo en dos idiomas cartas que se disponían a enviar. Y a día de hoy yo sigo sin haber escuchado (y de verdad deseo con toda mi alma equivocarme)...
La feminista que hablaba de partos. La madre que hablaba de feminismo. La espectadora madre y feminista.