Todo lo que voy a decir a continuación incomoda y molesta, lo sé. No hay nada peor que uno que se fue de su país y vuelve para decir a sus compatriotas todo lo que está mal. Lo que sus compatriotas no saben es que ella también se pasa el día defendiendo a su país en tierra extraña de los topicazos creados a partir de digamos "varias diferencias culturales".
Pero es que hoy soy la que viene y dice después de varios años de acercamiento profesional al que fue mi país ¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Realmente están así de mal las cosas?
En 36 horas tras la denuncia de las dichosas viñetas el lunes pasado tenía varios emails de organizaciones internacionales de peso de matronas y similares que tan sólo por la parte gráfica (cuando aún no se había editado la traducción) ya estaban consternadas por semejante publicación y estaban escribiendo en dos idiomas cartas que se disponían a enviar. Y a día de hoy yo sigo sin haber escuchado (y de verdad deseo con toda mi alma equivocarme) a ningún profesional pediatra, matrona o cualquier profesional que trabaje en la maternidad en España manifestar su repulsa ante semejante desfachatez. Sólo una ginecóloga se manifestó por Facebook.
¡Y que lo único que haya salido de la SEGO haya sido prepotencia y malestar! ¡Señores míos esto clama al cielo! Y me preocupa infinito que no se den ustedes cuenta.
Qué no se trata de que hayan cometido un error, que no es una cuestión de sutil interpretación. Vamos a dejarnos de andar por las ramas es que no pueden estar capacitados para ejercer su profesión ni el que ha dibujado ni el que calla y permite. Lo siento, pero es así de simple. ¿Qué le pasaría a un oncólogo que hiciera viñetas riéndose de sus pacientes con cáncer?. ¿O a un cirujano que publicará un comic riéndose de gente amputada?. Quiero que alguien me diga ¿Qué ocurre en esos casos? ¿Sanción disciplinaria, juicio por daños morales, dimisión?
Y espero que nadie tenga el valor de decirme, que eso es distinto.
Pero creo que la razón para pedir su dimisión se debería basar no en la acción en sí sino en la perplejidad para no entender que hay de malo en su acción. Si no saben que hay de malo en reírse de un prolapso uterino en una publicación médica, o que hay de malo en poner de putas a sus pacientes, o que pueda ofender en que las que no aparecen de putas, son feas e ignorantes. No están capacitados para ejercer su trabajo. Así de simple porque no han entendido lo más básico y elemental de su profesión Primum non nocere.
El Dr. Lailla y el Dr. Server ha hecho daño primero con su ignorancia y ahora con su arrogancia.
Y los que callan supongo que ¿son aquellos que otorgan?