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Las mujeres hacemos historia siempre, porque no estamos en ella. 


#MillicentFawcett 

Ayer vivía un día histórico en Londres, con mi hija de seis años de la mano. Ayer, en la plaza del Parlamento frente a Big Ben se destapaba la primera estatua de una mujer después de once hombres y cien años. La estatua de Millicent Fawcett quien lucho de manera pacífica (era sufragista pero no suffragette) por el derecho de las mujeres al voto. 
Allí en una ceremonia muy bien orquestada, con la activista que inició la campaña pero también con la Primera Ministra Theresa May, de la que muchas dicen que no tiene un hueso feminista en su cuerpo y con el alcalde Sadiq Khan el primer alcalde musulman que además se ha declarado varías veces como feminista y ha llevado a cabo el que esta estatua se pudiera presentar en esta importante plaza. Además la estatua era la primera en esa plaza esculpida por una mujer, Gillian Wearing, ganadora del premio Turner.
Estos actos siempre acaban por dejarme con emociones contradictorias. Por ejemplo junto a mi tenía a una feminista muy mayor con una gran bandera y de repente alguien de seguridad le dijo que necesitaba bajarla porque las cámaras de televisión se habían quejado, ella ondeó la bandera diciendo, "de eso se trata ¿para que crees que la he traído?" Yo de broma le dije, "no te preocupes si te pasas cien años más con esa bandera con un poco de suerte te ponen una estatua."

También hubo preguntas por parte de la policia a algunas vestidas con el bando sufragista (¡algunas de ellas nietas de suffragettes que habían sido arrestadas en esa misma plaza!) sobre si venían a armar jaleo.
Y yo también noté miradas raras por parte de los de seguridad sobre mi camiseta que decía: La revolución es femenina.
Y también me pareció interesante que hubiese hombres incómodos delante de mi que no tuvieran la deferencia de dejar a mi hija ver el evento. Hubiese sido coherente dar trato preferente a mujeres y niñas, tan citadas en los discursos pero que en la realidad de la alfombra roja y el autobombo nos perdíamos varias filas más atrás.

                          

Es decir, tras cien años, me pregunto reflexionando sobre el día de ayer hemos conseguido ¿exactamente el qué? Lo que nos pertenecía y era de justicia y aún no lo hemos recuperado todo. 
A mi ayer me entrevistaron para una radio cuando llegué y les dije que este acto se vuelve celebratorio e incluso emocionante tan solo por la gran ausencia de normalidad que nos falta a las mujeres.
Ayer sentí que en cien años "por fin" tenemos una estatua de una de las muchísimas mujeres que han logrado triunfos políticos no sólo indiscutibles sino incomparables con ningún otro por las circunstancias en las que se han luchado (y a sus pies se han incluido además fotos de algunos hombres, joder claro no iba a estar ella ahí sin más). 



En la foto aquí arriba me veis con mi hija, el alcalde de Londres y las compañeras de la campaña que pide a día de hoy paridad en la representación de sexos en él parlamento británico.
A mí, tras las fotos y con la resaca de la emoción del día de ayer todo esto casi se me antoja más como una tragedia, los discursos que ayer me conmovieron hasta la lágrima hoy resuenan casi como una burla en mi cabeza. Por ejemplo uno de los fragmentos de lo que se dijo ayer : "quién le iba a decir a Millicent que después de ellas habría no una si no dos mujeres que serían Primeras Ministras de Reino Unido.

Yo hoy pienso: ¿en serio? ¿Acaso Millicent no podía permitirse imaginar eso? ¿Nuestros sueños pasados también eran limitados? Así que en el contexto de que todo el rato, todos los años y siglos todo son hombres por todas partes (hay una estadística que habla de que hay más estatuas llamadas John que estatuas de mujeres) , dos mujeres al frente de un país en cien años es algo que pensáis que la pobre Millicent creyó utópico y por tanto hoy tenemos que darnos con un canto en los dientes.
Como siempre nuestros sueños se describen como tales, se nos cuenta que con tesón, valor y voluntad podremos conseguirlo, nuestras aspiraciones nacen de la precariedad del desequilibrio que vivimos, nuestras aspiraciones se ven limitadas por el "mira que bien con esfuerzo y cien años verás a dos como tú en algún sitio dejándose la piel imitando a los hombres más capullos y aún así seréis criticadas como mujeres."
No es suficiente, nada es suficiente ya, todo se me hace poco y tengo una prisa de siglos sujeta a mi mano en forma de niña de seis años. 

Y ahora que lo pienso el ver un musical de las Sufragistas cantando "mira que lejos hemos llegado" me resulta insultante. Hemos llegado a donde ya deberíamos haber estado desde siempre, y ahora ni tan siquiera estamos donde merecemos. Y no puedo evitar preguntarme si a las sufragistas esto que es nuestro presente y su futuro les resultaría suficiente en el 2018. 
2018...Mira hija le digo a la mía: una estatua de una mujer en la plaza del parlamento. Y ella me pregunta qué por qué es importante y cómo le explico que es porque no hay ninguna más y por qué no hay ninguna más ¿hay alguna explicación posible para decirle que no hemos tenido derecho a muchas cosas por haber nacido con vagina y utero? 
Me pregunta que por qué lloro, miro a la pancarta que sujeta la estatua de Fawcett que dice algo así como "La valentía llama a la valentía en todas partes" (Courage calls to courage everywhere) y pienso yo no quiero ser valiente yo solo quiero vivir. 


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