Jesusa en Blakenberge foto por la matrona Irene Avramidou |
Y ahí estaba yo, diciendo "Campaña europea no no, Global" Con un mapa vacío en el que explicaría que necesitábamos contactos, persuasión, vender la idea y sobretodo no despreciar nunca ninguna pequeña acción ni al individuo frente al colectivo.
La idea que les vendía a quienes quisieron escucharme ese día era ¡Claro que podemos, pero no se trata de poder si no de deber!
Y hoy 21 días después ese mapa está lleno de flores entre las piedras.
Estoy a media tarde de un lunes tras un fin de semana en el que quisiera haber podido hacer más pero entre mis tutorías, clases, placentas y familia simplemente no he podido.
No soy ninguna mártir y no voy de heroína, simplemente soy cabezota y una optimista muy indignada, una pacifista en guerra con la guerra si eso es posible, me da igual. Simplemente a las 17:08 de este día y pese a la enorme satisfacción del gran trabajo en equipo con Susana, Azucena, Saskia, Marie-Line, Daniella, Radka, Katherina y Marta aún no entiendo que lo que le ocurre a tantísimas mujeres, lo que cuentan y no cuentan, lo que sabemos que es abuso protocolario y establecido en muchos países no sea titular de todos los periódicos, no sea la primera noticia de todos los telediarios, no sea grito de millones y sin embargo dentro de este mismo movimiento aún tenga que debatir sobre la paz o la injusticia de generalizar sobre profesionales o si es justo o no llamarlo así.
Yo quisiera preguntar ¿Cual es exactamente la duda? Por qué lo que yo entiendo que se duda aquí es si será necesario quejarse, si será para tanto, si no nos estaremos pasando, si acaso tenemos derecho a decir la verdad con todas sus letras y si a lo mejor no estaremos mejor calladitas o quizá los señores profesionales se merecen mayor respeto.
(Cómo esto es un texto os contesto yo mi opinión a esas preguntas)
No me queda la menor duda que debemos quejarnos y que es para tanto y más. Y es más me indigna y me revuelve que ciertas organizaciones internacionales con las que trabajo, que profesionales que realmente "venden" y no de manera teórica que son "pro parto respetado" no puedan ser por un día "contra violencia obstétrica". No sé si es que yo ando demasiado expuesta a la realidad en este asunto y me pierdo algo , pero sinceramente me dan ganas de escribirles uno por uno, porque no lo entiendo.
No entiendo que a una mujer, a un perro, a un niño, a un hombre (me da igual) se le agreda y nadie haga nada y no lo hagan por declararse pacifista, ¿no lo entiendo, por no faltar al respeto al agresor?
No entiendo que hasta muchas de las mismas mujeres dentro del movimiento callen con silencio de tumba ante lo que se intenta debatir hoy.
No entiendo que aún no haya quedado claro, y ya que estamos con los símiles florales, que este problema se está abonando con el estiércol de la ignorancia y regando con silencio de lagrimas.
Finalmente y para que por quejarme como mujer (cosa que parece no pertenecer a nuestro género) no se me acuse de negativa.
Quiero dar las gracias a mujeres y asociaciones que se han pronunciado hoy y especialmente y viendo los silencios a las que lo han hecho como matronas, como profesionales medicas, como representantes de organismos (especialmente a la presidenta del Real Colegio de Matronas en Reino Unido).
A Dona Llum y El Parto Es Nuestro y supongo que me dejaré a alguien (perdón, he andado desbordada)
A Prepapá por su rosa y su compromiso hasta cuando no tienen tiempo.
Pero siempre y como ya hice en una ocasión en la que un matrón me hizo elegir, me quedó con las madres, con las Rosas, las que se siguen alzando pese a todo y gracias a todo.
Porque pese a que o gracias a...ese dolor ya no va volverá a ser silenciado por nada ni por nadie.
¡Esas Rosas son ya Revolucionarias!
Rosa en un hospital en Alemania, foto: Katharina Harmann |
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