Mi trabajo, el que hago sin cobrar no el otro...A veces hace que como hoy a la una de la mañana no sólo no me pueda acostar, si no que no pueda casi ni respirar y que lo único que quiera hacer es algo así como vomitar, gritar y volver a gritar, en ese orden...
Porque mi trabajo ese que no se ve y que es como el de tantas otras que protegemos a oscuras, tarde y con rabia los sueños de bebés aún por llegar y los de nuestras hijas y sus futuros. Consiste en cosas como la que acabo de hacer, simplemente traducir y debatir así de sopetón unas 20 líneas, para una abogada y para una tercera persona en el otro lado del mundo. Pero 20 líneas en un video de lo que para mi representa una brutalidad consentida y admitida. Una violación sádica y un absoluto horror que no merece ser llamado ni medicina, ni obstetricia.
Aún no tengo permiso para compartir dicho video como evidencia de lo que es la violencia obstétrica pero es que me parece tan brutal que creo que debería estar prohibido...Se trata de una episiotomia contra la voluntad de la mujer que pare y con el beneplácito y apoyo de todos los presentes, especialmente de la madre de la víctima.
Tengo el estómago encogido, la segunda vez que lo he visto para traducirlo no he sido capaz de verlo, sólo lo he escuchado. Y lo que no dejo de pensar es que eso es aplaudido y lo llaman "parto" ¡Lo llaman parto! ¡La gente cree que estos rituales de abuso y barbarie constituyen lo que llamamos parto!
Yo he parido y sé que eso no es un parto es un crimen. Y aunque no lo hubiese hecho, eso en cualquier otro escenario sería un crimen, el hecho de que ocurra en un hospital a manos de alguien que se dice médico no lo convierte en un parto.
Y cuando pueda dejar de llorar y dormirme, recompondré todas mis fuerzas para buscar la manera de que se sepa y repetir hasta que deje de pasar:
ESO NO ES UN PARTO ES UN CRIMEN.
Illustration by Rafael Ricoy