Viendo una foto de un parto, en el que, quien la colgaba ya se autocensuró los pezones para "poder" difundirla y releyendome a mi en mi página explicando este hecho como normal y aceptado, pienso en Femen y pienso que incluso estas mujeres que soportan torturas, amenazas y malos tratos se autocensuran los pezones porque seguimos recortando para acomodar nuestras peticiones, nuestros deseos, nuestras urgencias.
Porque se nos siguen dando ultimátums, si quieres usar facebook como activista, si quieres educar a otras madres, si quieres normalizar tu cuerpo y arrebatarselo al patriarcado que lo explota para su beneficio, entonces sometete, firma aquí, borra tus pezones hasta para defenderlos.
Incluso cuando estamos desnudas y con el puño en alto estamos aceptando condiciones impuestas.
Ni siquiera el espacio para la lucha nos pertenece, ni siquiera existe la comprensión de lo que hacemos , la mayor parte de las mujeres están en contra de sí mismas y a favor del opresor.
Ya ni nos entendemos.
A menudo la situación de la mujer me recuerda a los muchos años de segregación, esto lo hablé un día con un taxista negro que me lo confirmaba, me recuerda a los absurdos cometidos en nombre de la normalidad ya sea en el nazismo o en cualquier otra época de irracionalidad colectiva, en la que se haya generado un pensamiento antinatural para provecho de un mecanismo social impuesto.
Hubo muchos negros que se creyeron libres aceptando migajas de libertad y que no tuvieron ganas de crear conflicto. Hubo muchos que murieron por la libertad hasta de aquellos que no la pedían. A los que reclamaron se les ha ridiculizado y acallado siempre. Se les inventan perfiles falsos, se les crean identidades oscuras. El tiempo siempre les ha dado la razón incluso si murieron anónimos. Estar atenta y buscar la verdad es esencial en estos tiempos de miseria emocional acomodada.
A las mujeres se nos roba, explota, humilla, violenta, viola, prohibe, limita, miente, usurpa y agrede en mil maneras cada día.
Aceptar o rebelarse es una decisión que se toma a cada instante. Es un despertar de una anestesia y duele, pero te recuerda que estás viva y piensas.
Creernos el cántico de que pelear nos hace bigotudas, feas, soberbias, homosexuales, locas y agresivas, venga de quien venga, es creernos libres cuando nos están invadiendo hasta el coño.
Reclamemos pues hasta los pezones sin censura, hasta la libertad misma de toda mujer, hasta la que no nos gusta.