A medida que mi proyecto 3Colours y todo el activismo que 3Colours intenta definir avanza y gracias a mis debates con más de una mujer brillante en estos días, ando más convencida no sólo de que el mirarnos con una perspectiva de principio a fin de nuestra existencia sea la única manera de redescubrirnos, sino que todas nuestras experiencias, vivencias y aprendizajes relacionados con nuestra fisiología están irremediablemente interconectados y vinculados al feminismo.
Hablaba con una amiga sobre el sentimiento de culpa inherente en la maternidad y la crianza, las futuras madres que en mi trabajo me hablan de querer hacer lo mejor, de fracaso, de orgullo, de haber fallado, de no ser capaz de...Y por otra parte me llega una vez más la foto de una mujer sonriente con niño a la teta, otro esperando algo y ella haciendo un pastel. Y veo tantas cosas y me veo a mí, y a mi madre y a mis amigas homeschoolers y ese anuncio que he visto esta tarde supuestamente entrañable, en el que varias generaciones de mujeres se relacionan frente a la lavadora, veo eso y veo mi cansancio que ya pasa de ser físico a ser un cansancio de siglos. Es el cansancio de saber que cuando paso la aspiradora frenéticamente me transformo en otra, en alguien que funciona con piloto automático y emite frases aprendidas y de mal talante, porque lleva aprendiendo la frustración acumulada de ser mujer desde que nació, y se da de morros con alguien que es otra que es cada vez menos disfraz y más critica, la otra tenía tomado el mando pero por suerte y consciencia le estamos dando un golpe de estado.
La promoción de la mujer princesa y la mujer superwoman es la búsqueda de la perfección de un objeto, la misma que nos dice que nuestra sangre es azul y que hace que sólo existamos en un formato, la misma que te dice que no deberías oler, ni tener flatulencia. Ni dolores de cabeza porque: "ay que haría tu familia sin ti!" El con dolor de cabeza se perdería un partido de squash pero tu no podrías cocinar, recoger a los niños, ni sacar al perro. ¿Ves lo importante qué eres?
Es la percepción de otros, percibirnos así es no saber quien somos realmente. Pero llevamos años viéndonos a través del otro, así que caemos en cada trampa, y la de hacer todo a la vez es una más, claro que podemos y sabemos, claro que a fuerza de hacerlo solas muchas veces hemos desarrollado mil habilidades, pero la cuestión es ¿queremos? Realmente, ¿el sacrificio auto impuesto a costa de qué? ¿A costa de insultar la inteligencia de nuestros compañeros con lo de "yo lo hago mejor"o "anda dejame que tu no sabes"? ¿A costa de malas leches por no decir lo que necesitamos?. ¿A costa de nuestra invisibilidad y la de nuestras necesidades?¿A costa de posponer inquietudes y proyectos?
Que nadie se equivoque, no estoy sugiriendo que haya que meter a los niños en la guardería al mes o no pasar tiempo con ellos, para mi lactar hasta que se cansen o educarlos en casa es un placer, pero generalmente hay dos personas que han tenido a esos hijos, y si se convive hay dos personas que trabajan, sí, aunque estés en casa con un niño trabajas, si no me crees busca a alguien que haga lo que tu haces y saca cuentas.
Cada vez que veo circular por internet este tipo de actitudes de admiración por nosotras mismas por ser poder hacer muchas cosas a la vez me pongo enferma, cada vez que lo promocionamos desde el orgullo de que bien lo hacemos, es porque no nos queda mucho más que eso, el orgullo. Y ademas con ello estamos diciendo no me merezco descanso, no me merezco espacios, no me merezco mis pensamientos, no necesito nada. Y eso me hace perfecta, dejo de ser quien soy para ser lo que "debo" ser.
Y con todo esto vuelvo a que cuando nos enfrentamos a nuestro cuerpo en cualquiera de sus etapas buscamos esa perfección queremos que no duela, que no manche, que no produzca fluidos, que no se note, no grite, no moleste, no ensucie...hasta qué no "sirva" ni produzca y a nadie le importe.
Pues no. Tenemos que sangrar, oler, disfrutar con el sexo, parir gritando, moviendo las caderas y a cuatro patas si hace falta, defecando en el proceso si surge y mojarnos con nuestra leche e incordiar cuando toque porque sólo así estamos, sólo así vivimos.