Semana del parto respetado...Y el concepto no me pasa por la garganta del cerebro.
Como siempre, ando mirando con curiosidad en la trastienda de las palabras y esta vez sé que asoman monstruos.
Hay necesidad de "partos respetados" porque lo contrario existe. Se dice en nombres de organizaciones: "Permitidnos parir" lo leo, y pienso ¿pero desde cuando hay que pedir permiso? ¿Y quién nos lo tiene que dar?
La vida urge, a través y de entre las piernas de nuestra madre con un río rojo, con una vulva estirándose hasta lo imposible, el bebé se empuja a salir y la madre no puede más que seguirlo con sus entrañas, sin pedir permiso ni necesitarlo.
Sin preguntar de protocolos ni políticas, exigiendo a toda costa que el mundo se pare, se silencie y se maraville. La semana, el día y los milenios que llevamos de parto son eso, la urgencia, el descaro y la necesidad de vivir. Parimos mundos, no es cuestión de respeto sino de admiración y reverencia.
El permiso nos lo tienen que pedir los otros. El respeto nos lo tenemos que tener siempre nosotras.
Como siempre, ando mirando con curiosidad en la trastienda de las palabras y esta vez sé que asoman monstruos.
Hay necesidad de "partos respetados" porque lo contrario existe. Se dice en nombres de organizaciones: "Permitidnos parir" lo leo, y pienso ¿pero desde cuando hay que pedir permiso? ¿Y quién nos lo tiene que dar?
La vida urge, a través y de entre las piernas de nuestra madre con un río rojo, con una vulva estirándose hasta lo imposible, el bebé se empuja a salir y la madre no puede más que seguirlo con sus entrañas, sin pedir permiso ni necesitarlo.
Sin preguntar de protocolos ni políticas, exigiendo a toda costa que el mundo se pare, se silencie y se maraville. La semana, el día y los milenios que llevamos de parto son eso, la urgencia, el descaro y la necesidad de vivir. Parimos mundos, no es cuestión de respeto sino de admiración y reverencia.
El permiso nos lo tienen que pedir los otros. El respeto nos lo tenemos que tener siempre nosotras.