La noticia del caso de Habiba ha transcendido y hoy cuando leía un articulo en una conocida web de información en Internet me he topado con los comentarios del publico general, más allá de las fronteras del grupo de apoyo de casi 3000 personas formado en Facebook.
Se me ha encogido el estomago, al leer al pie de la noticia, los comentarios brutales, inhumanos, xenófobos, agresivos y desconsiderados que llenaban varias páginas, intercalados con algunos "gritos" desesperados de gente a la que conozco por Facebook, que defiende y pelea por Habiba, por el piel con piel, por la teta, por la maternidad y por su normalidad. Creo y confío en que el caso de Habiba se resolverá por la presión social y por la intervención de varias asociaciones de peso, pero nos queda la ignorancia, la misma que nos ha llevado a esta situación la misma que se alza cada vez que una madre portea, se saca un pecho, o tiene que discutir con un pediatra mal informado y eso es mayor y no se corrige tan fácil.
No se trata de la ignorancia intelectual, no dudo de la capacidad mental de tanta gente que no entiende de necesidades afectivas o materno filiales, creo que se trata de una ignorancia aprendida, si se me permite la hipótesis, a nivel celular.
Nosotros en general, esos que nos expresamos en foros o webs hoy en día, somos niños de fabrica, somos aquellos niños ordenaditos junto a otros veinte a los que se les veía desde detrás de un cristal arropados como momias, sin apenas un centímetro de piel expuesta al aire o a la piel de otro ser humano. Somos aquellos niños que nacieron a veces de madres anestesiadas, con amor artificial y a través de gotero, con tenazas de hierro pegadas a la cara, sacándonos de nuestro sitio sin que hubiésemos pedido ayuda. Y así salimos a un mundo frío e inhóspito y peleando por conservar nuestra curiosidad y entusiasmo por la vida, los mismos que más tarde se nos fueron arrancando poquito a poco, entre tubos fluorescentes, horarios de 9 a 5 y con frases como "porque yo lo digo" o "a ver si aprendes a obedecer" o "no va a ser siempre lo que tu quieres".
Hasta que uno va creciendo y descubriendo que en realidad "no va a ser casi nunca lo que tu quieres" y las autoridades se cambian por otras y descubrimos que los padres de los padres no son los abuelos sino las instituciones.
No todos los adultos de ahora fueron estos niños pero hay muchos que si lo fueron en parte o en su totalidad, estoy segura, porque he crecido junto a ellos, y ya no lloran pidiendo que les abracen o que les den leche caliente. Me ha parecido muy curioso que muchos de los que intentaban tirar por tierra el caso de Habiba en esa página, utilizarán analogías con cuentos infantiles.
Los niños que fuimos tenemos ahora dos opciones, concentrarnos en la rabia que emana desde ese agujero que nos acompaña siempre, desde ese vacío y esa carencia, y agujerear así a todos los adultos futuros o entender que nos han faltado muchas cosas que nos podían haber ayudado a ser mejores, a disfrutar más y a sufrir menos, a tener menos miedo a amar y ser amados y confiar y pelear por la vida, podemos aceptar todo eso y asegurarnos así de que esas cosas las tengan por fin otros.
Habiba es una madre separada de su hijo, ni más ni menos. Y si no lo entendéis porque ya hay demasiados contaminantes en vuestra forma del ver el mundo (raza, posición social, nacionalidad, etc...) quizá tengáis que hacer un esfuerzo y recordar al niño que fuisteis, lo que necesitabais y aquello que os hacía sentir seguros, la mayor parte de las veces estoy segura fueron los brazos de mamá.
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