Hace dos días me cruzaba en facebook con un video clip (que ahora no consigo encontrar) en el que se hablaba de que la actriz Jennifer Lawrence se tomaba un año para dedicarse a cuestiones políticas, si lo entendí bien era para buscar maneras de implicar a la juventud en estos temas. La juventud, esa que ha sido siempre, a través de los tiempos, juzgada por los que otrora fueron jovenes, como descastada, superflua y absurda es a su vez, necesariamente por el absolutismo del tiempo, el futuro, lo pionero y lo revolucionario que vendrá a dinamitar gran parte de aquello que pensamos. Y es por ello que mientras me hago mayor, no quiero alejarme del todo de la construcción del futuro. Asi que con cierto grado de vampirismo, leo a los jovenes, los observo y les hago preguntas. Y me interesa, y me parece maravilloso ver ejemplos tan necesarios como los que vemos en estos días, en los que una adolescente lidera a un grupo que se organiza contra el absurdo de un señor muy adulto que pretende que los profesores vayan armados al colegio (Trump)
Por todo ello vi el vídeo de Jennifer Lawrence, en el que además se mostraban varios momentos en los que ella utilizaba su posición mediática para mostrar su posición politica. Tengo que reconocer que en el video me pareció que intentaban casi crear a una especie de Barbie activista por la manera en la que el vídeo estaba editado. Parecía sugerir algo así como "Lawrence es tan completa que lo mismo se pronuncia por el medio ambiente que escribe un ensayo sobre la desigualdad de genero en los salarios".
Y yo no pude evitar pensar lo mucho que les costó a tantas actrices posicionarse en cualquier manera que las evidenciara en tanto que personas, y las sacara tan sólo un apice de la ilusión creada a través del celuloide, asi como del yugo de perfección que las mujeres cargamos (sobre esto hay un documental fantástico de la vida de Ingrid Bergman que os recomiendo).
Así que a mí, como "señora" de 43 años, me pareció muy importante que esta chica tuviera la capacidad o privilegio, y libertad y ganas para dedicarse a estos menesteres. Ya me gustaría a mi tomarme un año para hacer algo así y que tuviera la repercusión que puede tener que lo haga ella.
Por eso al día siguiente cuando vi que en el tribunal inquisidor que es Twitter, se la condenaba por bruja entre llamaradas de tweets y luego la vi desquitándose diciendo que se había puesto el vestido porque digamos que (seré soez)...le había salido del coño. Con cierta apatía por lo frecuente de ciertas conversaciones, por mi parte sentencié que era una mujer con el suficiente sentido común y político para hacer esto con cierta autonomía.
Pero claro, nuestros cuerpos son políticos y nuestros vestidos también y esto aumenta exponencialmente en función de seguidores de tu cuenta en redes, tu éxito y repercusión social.
Y por esto último no puedo más que estar totalmente de acuerdo con lo expuesto brillantemente por Jessica Fillol en este artículo.
Pero yo tengo aún un tercer problema y sería algo así como “define libertad cuando hablamos de mujeres” o “qué porción de jaula queremos dinamitar”
Sí me hago esa pregunta. Grito en respuesta: "¡Toda, yo la quiero toda!", y sé que probablemente así lo pensareis las que me leéis. Pero quizá también tenemos que pensar en cómo conseguirla toda sin perdernos por el camino o ¿qué hay de los autocuidados que promulgamos cuando se trata del colectivo?
A mi me pareció interesante que la actriz Frances McDorman en los BAFTA que no iba vestida de negro, empezara su discurso autoseñalandose con unas pintas poco protocolarias y dijera “I don’t like compliance” algo así como “no me gusta la conformidad o seguir a la masa”. Lo hizo recogiendo el Bafta a mejor actriz, y argumentando después que pese a no ir de negro apoyaba obviamente la causa de todas las que habían hecho el gesto de ir así vestidas.
Pero volviendo al asunto de cómo de politico es el vestido de Lawrence, y cuánto de feminista hay en su autonomía. O si es más politico que el de McDorman o que el de Kate Middleton (que por prootocolo no "pudo" ir de negro).
Lo unico que alguna vez me ha importado en relación a esta actriz, en tanto que actriz, es que la película que ella protagonizó (y detesto por su rollo deprimente y post apocalíptico) "Los juegos del hambre", con la que se consiguió una prueba muy necesaria para poder luchar por la representación de las mujeres en el cine, y es que tras su proyección, el número de chicas que se apuntaron a clases de tiro al arco se duplicó y lo mismo pasó con las niñas que vieron Brave, ambas peliculas para quienes no lo sepan tienen a un personaje principal femenino que utiliza arco y flechas.
Es decir a mi el debate que me falta, que me urge, y que no veo que trascienda ni siquiera lo suficiente entre las actrices vestidas de negro, es el de lo que el cine y la televisión tienen el poder de cambiar y la urgente e imperiosa y justa necesidad de que haya mujeres guionistas, cámaras y directoras.
El peso que llevamos todas en el momento que cogemos la bandera feminista es muy grande. Y lo es aún más, como en el caso de la foto de Lawrence, cuando aparece la otra foto, la de ellos rodeandola vistiendo sus calidos abrigos, es decir cuando aparece nuestro contexto patriarcal.
Nosotras simbolicamente nos ponemos el vestido y salimos a la nieve, y nos desnudamos si queremos, esa es la libertad última, la añorada y tantas veces sacrificada por contexto, porque el contexto nos sigue definiendo, muy a mi pesar, ellos con sus abrigos de privilegio nos colocan en la foto politica, la del analisis doble, la ineludible, la que pesa siglos.
Nuestra libertad es mucho más limitada de lo que nos gusta admitir. Yo misma recientemente me pronuncié políticamente y por feminismo en mi trabajo y me di de bruces con la incómoda realidad de no poder dejarlo de inmediato porque necesito el dinero y tengo tres hijos y un alquiler. Quizá el teclado y las redes son un nuevo privilegio, el de ser espectadora, el male gaze del siglo 21 ha mutado y a veces da miedo y a veces siento que me engulle.
Me pregunto si ahora la nueva perfección a buscar es la ideológica, aquella que se obtiene desde el privilegio de la virtualidad, aquella en la que no necesito decir que yo a veces también me someto, me "vendo", me equivoco, o simplemente no puedo hacer lo que creo que es lo más correcto.
Me gustaría poder pensar que hago lo que puedo, que soy menos feminista que muchas, y más que otras, pero lo que más me gustaría es no tener que medirme ni ser medida, será porque crecí en un colegio de monjas y en una sociedad patriarcal, pero el juicio y la culpa son los primeros trozos de jaula que yo dinamitaría, si tuviese que elegir.
Cuánta libertad tiene Jennifer Lawrence y cuál es, y cuánta la vecina Manuela que dice Fillol puede salir en rulos y yo añado que no tiene “el privilegio de Lawrence”, cuánta queremos y podemos decir nuestra en un mundo que se rige aún por el patriacapitalismo.
Conste que tampoco quiero caer en un debate que se vuelva paternalista hacia el otro lado y diga "pobrecita no os metáis con ella" lo único que pretendo es compartir mis dicotomías para entenderme y entender.
Y lo que también vengo a decir con esto es que nos guste más o menos, el entendernos como sufridoras del patriarcado, porque todas lo somos en diferentes grados, quizá nos instaría a huir de eso que acusamos al patriarcado, revictimizarnos a nosotras mismas.
Me encantaría que pudieramos alejarnos de las distracciones a las que los medios (altamente patriarcales) nos quieren llevar. Me gustaría poder elevar el debate y poder confiar en nosotras, tener la paciencia y tolerancia con las mujeres que están en otros niveles, campos o aspectos de pensamiento y reducir la exigencia hacia nosotras para centrarla en el que debería ser el verdadero frente común. Ese bicho que una vez más quiere reducir nuestra lucha contra la opresión en una vulgar pelea de “gatas”. Siempre lo ha hecho y lo hará, y creo que deberiamos estar muy atentas.
No es que el vestido de Lawrence no importe, claro que importa, claro que está indiscutiblemente unido a todo lo expuesto, incluso a esa brecha salarial de la que ella se queja, pero también a la critica y al que no se la vea más allá de él, y claro que la foto de los tíos con abrigos es sumamente patriarcal. ¡Claro!
Pero es que al tiempo me niego a verla como si eso fuera lo único que me importa de ella o de cualquiera de mis compañeras. Porque para mi eso también sería una tragedia. Y entiendo que con esto nos podemos perder en bucles infinitos. Pero es que sinceramente creo que si persigo este tema me sentiría inevitablemente como la madre que no entiende que ella con escote o no también tiene derecho a cambiar el mundo como pueda y como quiera, y por supuesto a equivocarse como lo hicimos nosotras porque pensar que nunca lo hicimos sería cuando menos una ceguera de lo más arrogante. Quién sabe quizá yo me equivoque plenamente ahora, pero es que en mi libertad yo también necesito ese derecho.
Me vino a la mente esta foto de mi amiga la artista Ana Alvarez Errecalde, asi que aquí os la dejo para reivindicar el arte de las mujeres, su trabajo y sus vidas. Y desde aquí agradezco a todas, a Jennifer Lawrence, Frances McDorman, Jessica Fillol, Gena Davis, Ingrid Bergman y Ana Alvarez Errecalde sus contribuciones grandes y pequeñas al feminismo asi como sus posibles errores, si es que los cometen, porque de esos seguro que aprendemos todas.