Skip to main content

De partos, bibliotecas, templos y otros momentos sacros

Sabemos tal y como defiende Michel Odent que el neocortex (la parte más moderna de nuestro cerebro, evolutivamente hablando) no hace más que interferir en el proceso instintivo del parto. Las formas más comunes de estimular el neo cortex y por tanto interferir en este proceso son todas aquellas que requieran nuestra atención intelectual, sobre todo el que se le hablé a la mujer que está contrayendo o pariendo. Esto seria para mi la parte práctica de porque no hay que hablar a la mujer durante el parto, porque preguntarle a una mujer donde le duele, o cuando fue la ultima vez que fue al baño la distrae y desconecta de su instinto y de su muda conversación consigo misma, con su cuerpo y su bebé.
Pero además a lo que ya dice Odent, yo añadiria desde mi experiencia como doula que hay otro factor, el de lo sagrado del parto, es decir el acto de transcendencia espiritual que puede acontecer en una mundana habitación de hospital. El momento de nuestra muerte asi como el de inicio de nuestra vida debería ser reverenciado creo que en nuestra reverencia se admitiria que no sabemos, que no tenemos todas las respuestas y quiza esto nos diera una muy importante: no siempre es necesario saberlo todo.
Ayer estuve acompañando a unos padres durante un parto y en medio de esos momentos de esfuerzo, de esperanzas, de un padre debatiendose entre la admiración y el miedo, mientras la doula le recuerda suavemente a la madre al oido que su hija ya llega sobran los portazos, sobran los gritos de "pasame la maquina de la presión arterial", sobra el que se le pregunte a la madre si ya tiene un nombre para su bebé, se pregunta en un entierro, de que color lleva los zapatos el muerto? Sobra el preguntar si le duele? o mofarse de su dolor! Ayer tuve momentos en los que pensaba y deseaba que el parto fuese en una biblioteca o en un templo.
No entiendo ni cómo ni cuando las comadronas de hospital se perdieron por los vericuetos de la burocracia, las veo escribiendo notas interminables producto de los miedos de otros, que parecen decir recojamos la información que nos defienda, creemos en el problema, el riesgo y por tanto la intervención. Veo a la madre que no se tiene casi en pie por las contracciones la sujeto como puedo, la mimo, le aparto el pelo de la cara, le susurro que ya llega su bebé veo a la comadrona esperando a la siguiente nota, la siguiente intervención, la presión arterial, el antibiotico, el examen vaginal, tic tac continua el gran reloj de la fabrica de nacimientos y de pronto siento que soy el trocito de comadrona que se perdió en el hospital, y quizás como doula soy eso...soy el eslabón perdido entre las mujeres y sueño con que un día esa perdida sea reunión y las doulas sean todas las madres y las comadronas sean todas las doulas.
Jesusa Ricoy Olariaga



Dedicado a C. D. y T
A todas las madres, a todas las doulas y a todas las comadronas

Popular posts from this blog

De fines de año, Guerras de las Galaxias y otros apocalispsis patriarcales

En este día en tierra de nadie que es el 30 de diciembre, cuando me doy cuenta de que me he asignado el trabajo de preparar la fiesta de fin de año (mi pareja se encargó del 25) y de que como siempre me he pasado, que si tarta de chocolate por hacer, huevos rellenos, uvas para la fiesta, solucionar la conexión vía iPad desde casa de los vecinos para las uvas (y encargarme de entrenar a los escoceses que no conocen la tradición) y por qué no Jesusa haz tu primera queimada ya que estás y ahora que os escribo me acuerdo de sacar la pata de cordero del congelador...En fin, pues sí en este día, escucho a mi marido comprar las entradas para ver Star Wars y grito: "¡yo también voy!" He decidido así de sopetón que no me quiero perder la cara de Anaïs que a sus 4 años y medio va por primera vez al cine, prefiero ignorar irresponsablemente mis responsabilidades a no estar en ese momento. Mis hijos mayores me informan diligentes que la película pasa el test de Bechdel.               

La salud

Veo que los humanos y humanas caemos en la repetición de nuestros errores con cierta facilidad. Y bueno en realidad la naturaleza también tiene tendencia a la repetición. Y aunque la repetición y mutación suelan darse en la persecución de perfeccionamiento o de alternativas más interesantes, a veces esto lleva a cosas tan terribles como el virus que nos somete ahora a todo tipo de adaptaciones forzadas y forzosas, que sobrellevamos como buenamente podemos y en función de nuestras circunstancias. Las mías como madre unschooler (mis hijos no están escolarizados) residente en Londres, no son las peores. Y desde aquí contemplo al que fuera mi país, desde la ventana virtual que me ofrecen mis amplias redes sociales y compruebo con mucha angustia la aplicación de algunas medidas llevadas a cabo en estos días extraños. Antes de nada me gustaría decir que voy a intentar ser prudente, porque si algo sé en estas circunstancias es que no sé nada y también que me alegro de no ser ninguna de las

Hoy es el día de la madre en Reino Unido y quiero problemas

Hoy es el día de la madre en Reino Unido y me he despertado y lo he recordado por la prensa y he llorado sola desayunando y pensando en lo mucho que me irrita el día de la madre y sus estereotipos, y he sabido que mis hijos se habrían olvidado porque andamos todos perdidos y preocupados. Y he echado de menos irritarme por cosas como esas. Quiero volver a tener el privilegio de discutir sobre feminismo. Y poder enfadarme con mi marido por la tapa del water.  Quiero que me enfade la falta de civismo en la calle. Y quiero preocuparme por lo que vamos a hacer la semana que viene.  Quiero irritarme con la gente que quiero, quiero debatir con mis amigas quien paga la cuenta del restaurante. Quiero exasperarme porque no conseguimos quedar y que nos cuadre a todas. Quiero tener que pasar una hora calmando a mi hijo adolescente cuando se enfada con sus amigos. Quiero salir a la calle a curar una rodilla porque mi hija se ha caído. Quiero besar y abrazar como si no hubiese un